Encierro limpio y vistoso con la histórica ganadería de Raso de Portillo

A las diez en punto de la mañana, con el tradicional cohete encendido por Eulalio García desde los corrales, arrancaba el tercer encierro de las Fiestas de Calasparra, protagonizado en esta ocasión por los astados de la prestigiosa ganadería Raso de Portillo, una de las más antiguas y con más solera del campo bravo castellano, con orígenes que se remontan al siglo XVI en la localidad vallisoletana de Portillo.

La carrera comenzó con una manada compacta, que mantuvo su unidad hasta llegar al inicio de la calle Ordóñez, donde se produjo la primera rotura. La intensidad y la bravura de los animales quedaron de manifiesto en este tramo, donde se vivieron algunos de los momentos más emocionantes del encierro. Los animales tuvieron un comportamiento muy noble.

Finalmente, fueron cinco los novillos que alcanzaron la plaza, ya que uno de los astados resultó lesionado en los corrales tras sufrir una cornada propinada por uno de sus hermanos de camada, lo que impidió su llegada junto al resto.

Pese a este contratiempo, el encierro se saldó sin heridos entre los corredores y con un tiempo oficial de 4 minutos y 44 segundos, dejando un balance positivo y demostrando, una vez más, la eficacia de la organización y el buen hacer de los mozos.

Con este tercer encierro, la feria de Calasparra vuelve a poner de relieve la emoción, la seriedad y la tradición de unos encierros que cada mañana atraen a cientos de aficionados y corredores. 

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